Leche, todo lo que tienes que saber

¿Sabías que el consumo de lácteos se asocia con un menor riesgo de sobrepeso y obesidad?

Podríamos afirmar que un adecuado consumo de lácteos ayuda a mejorar nuestra composición corporal, pero no solo eso…

No hay duda de que la leche tiene un altísimo valor nutritivo, teniendo en cuenta que su objetivo es criar a la especie y aportar toda la energía y nutrientes que necesitan para el correcto crecimiento y desarrollo del recién nacido durante los primeros meses de vida.

Llevamos usándola desde el Neolítico, sin embargo, la desnatada y semidesnatada no se empieza a usar hasta los años 70.

Beneficios de incluirla en nuestra dieta

Es un alimento muy completo y equilibrado.

Tiene un alto valor nutritivo, aporta elementos esenciales para nuestro cuerpo y es una fuente muy importante de calcio biodisponible, además es muy asequible.

El calcio tiene muchísima importancia en nuestra salud:

  • Forma parte de la estructura de huesos y dientes,
  • Es necesario para muchos procesos metabólicos del cuerpo como la transmisión de impulsos nerviosos,
  • Obligatorio para un correcto funcionamiento de músculos, procesos de coagulación…

Ayuda a prevenir diferentes patologías como:

  • Enfermedad cardiovascular
  • Algunos tipos de cáncer como el colorrectal
  • La hipertensión arterial
  • Patologías óseas o dentales

Además numerosos estudios observan una mejor composición corporal de los consumidores de lácteos respecto a los que no incluyen lácteos en la dieta. Esto se debe a varios de sus componentes como el calcio, proteínas de alto valor biológico, ácido linoleico, ácidos grasos de cadena media y probióticos.

¿Qué es la leche?

Según el Código Alimentario Español se entiende por leche natural el producto íntegro, no alterado ni adulterado y sin calostros del ordeño higiénico, regular y completo e ininterrumpido de las hembras domésticas sanas y bien alimentadas.

Tenemos de diferentes tipos, de vaca, oveja, cabra, yegua, burra, camella, dromedaria, yaka, búfala, rena y alce. Si no es de vaca debe aparecer indicada la procedencia.

La más consumida en España es la materna y la de vaca, seguida de la de oveja y cabra, variando su composición nutricional.

De vaca

¿Qué nos aporta la leche?

Hablemos de la leche de vaca, es una muy buena fuente de calcio, fósforo, potasio, triptófano, vitamina A, B, E C, agua.

Contiene proteínas, glúcidos entre los que encontramos de forma mayoritaria a la lactosa, pero también glucosa y galactosa, y grasas. Dependiendo de su estado puede contener más o menos cantidad de grasa y vitaminas.

Algunas de sus vitaminas son liposolubles (D, E y A), esto significa que cuando la leche pierde la grasa pierde también este tipo de vitaminas.

Pero no te preocupes, lo bueno es que estas vitaminas se añaden de nuevo por la industria durante el proceso de envasado. De esta manera podemos tomar un lácteo desnatado y además con vitaminas, por lo tanto, esto no será ningún problema.

¿Qué tipos tenemos?

Dependiendo del proceso al que se somete, tenemos diferentes tipos:

  • Entera: Conserva íntegro su contenido en grasa además de sus propiedades por eso es más densa y más saciante que el resto de leches. Aporta 120 mg de calcio, 63 calorías, 4,7 g de HC, proteína 3,3 g y grasas 3,8 g aproximadamente este último dato dependerá de muchos factores entre los que se incluye la propia alimentación de la vaca, el momento en el que se encuentre, el clima, la raza… Como no se retira la grasa se mantienen todas las vitaminas y minerales.
  • Semidesnatada: Se extrae aproximadamente la mitad de la grasa, quedando un mínimo de 1,50% y un máximo de 1,80% de materia grasa. Conserva gran parte de vitaminas y minerales originales.
  • Desnatada: A esta se le extrae casi totalmente la materia grasa, contiene menos del 0,5% de grasa. Al extraer esta materia también se extraen parte de las vitaminas y minerales, por eso es importante que cuando compremos desnatada, nos fijemos en que están enriquecidas.
  • Leche fresca: es pasteurizada, debe estar siempre refrigerada y consumirse en un corto periodo de tiempo. Al no someterse a altas temperaturas contiene las propiedades organolépticas de la leche original. La leche fresca a su vez puede ser entera, semidesnatada o desnatada.
  • Leche enriquecida o fortificada: a este tipo se le añaden minerales y/o vitaminas, sobre todo se usa para leches a las que se le ha quitado contenido en grasa y con ella sus vitaminas liposolubles, pero también la leche entera puede estar fortificada. las hay enriquecidas con ácidos grasos como el omega 3 o DHA, con vitaminas, como la A y la D, con minerales como el calcio, fósforo, hierro o zinc.
  • Leche baja en lactosa: tiene un menor contenido en lactosa.
  • Leche fermentada: se le añaden microorganismos que fermentan el azúcar, por lo que también disminuye su contenido en lactosa. Durante este proceso se produce ácido láctico, que da acidez a la leche y ayuda a su conservación.

¿Quieres conocer los tipos de «leche vegetal«?

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